Palabra de Reflexiones

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Lugar: Tecámac, Tecámac, Mexico

Estudiante de computación, Diseño gráfico en CCPM.

jueves, 5 de junio de 2008

MAR DE HISTORIAS

Media manzana

Cristina Pacheco

Va para un año que enterramos a mi niña। Si me oyera llamarla así, niña, protestaría: "¿Qué, no sabes mi nombre?" Cómo no iba a saberlo, si lo elegí y lo reservé para ella durante muchos años. A la hora del bautizo, al escucharlo, el padre Reyes interrumpió la ceremonia: "¿Jade? No hay ninguna santa que se llame así". Con todo respeto, le recordé que los papás tienen derecho de elegir el nombre de sus hijos.

Como si no me hubiera oído, el sacerdote me recitó el santoral mientras mi hijita parecía asfixiarse en llanto। Damián me suplicó que cediera. Me defendí: "De niña, el día en que me llevaron a conocer el callejón de Dolores descubrí en un aparador una muñequita preciosa. Mi madre me explicó que era china y estaba hecha de jade. La palabra me encantó y prometí que, cuando tuviera una hija, la llamaría Jade".

El padre Ramos pareció convencido: "Como quieras, pero te advierto una cosa: cuando la niña crezca y se enferme, o esté en peligro, no tendrá ninguna santa patrona que la ayude। Si eso no te preocupa, ¡adelante! Ya perdimos mucho tiempo". La idea de que mi bebé creciera desamparada me asustó, pero ni aun así quería renunciar a mi anhelo. Damián propuso la solución ideal: "Que se llame María Jade". Muy pronto los nombres se fundieron en uno solo: Mayá. Está inscrito en su tumba, sobre las fechas que encierran su corta vida (1987-2002) y la frase que nos dictó el lapidario: "Velaremos tu sueño".

II

Con Mayá me sucede todo lo contrario que con los otros seres queridos que han muerto: con ellos hablo, a mi hijita la oigo y la veo, pero siempre desde lejos। Hay momentos que escucho el tono de su voz, sus pisadas en la escalera, su forma de cantar las canciones en inglés. "¿Cómo pueden gustarte si no entiendes la letra?", le decía para hacerla rabiar. Su respuesta era siempre la misma: "Ay, mamá, ¿por qué te metes en mis cosas?"

Cuando Mayá era bebé me encantaba llevarla a la calle porque todo el mundo se deshacía en halagos: "¡Qué criatura más linda!" "¡Y qué ojos!" "De grande será una mujer guapísima"। Desde que Mayá fue a la escuela, las mamás de sus compañeras siempre me decían: "¡Felicidades! Su hija es una gordita muy simpática". En verdad lo era, le sobraban amigos y salía en todos los festivales bailando o recitando.

Mayá terminó la primaria। El cambio a la secundaria no la afectó porque muchos de sus condiscípulos -entre ellos Nancy, su íntima amiga- la siguieron a la nueva escuela. Todo indicaba que la vida de Mayá era como yo la había imaginado: sencilla, alegre, dulce. De pronto cambió, empezó a desquebrajarse, y lo peor es que tuve un aviso pero no le concedí importancia.

Una tarde Mayá regresó muy abatida y, algo extraño, se negó a comer। Imaginé cosas terribles: "¿Alguien quiso violarte?" Se cubrió la cara con las manos y se echó a llorar. Jamás la había visto así y le supliqué: "Por lo que más quieras, dime qué te sucedió. Sea lo que fuere, saber que cuentas conmigo para todo".

Mayá tardó mucho en responderme: "Fue algo espantoso: Nancy me dijo que estoy gorda"। La confesión de Mayá me conmovió. Sonreí aliviada y acaricié la mano de mi hija: "Tontita, ¡qué susto me diste! Creí que te había sucedido algo espantoso". Mayá me rechazó: "¿Te parece poco? Nancy me llamó gorda delante de David, Israel y Jonathan".

Le pedí a Mayá que me dijera exactamente lo que había sucedido। Esperaba que, al planteármelo, el incidente le parecería menos terrible: "Nancy y yo íbamos al Metro. Cuando pasamos por El Robot, los muchachos nos invitaron a tomar un regreso y nos quedamos. David le dijo a Nancy que sus pantalones estaban muy chéveres. Como a mí también me habían parecido bonitos, le pregunté dónde se los había comprado. ¿Sabes con qué me salió?: "Te lo digo con mucho gusto, pero te advierto que de este modelo no hay tallas grandes". Israel se burló: "¡Qué grueso! Te dijeron gorda, Mayá".

Traté de analizar la situación: "Por principio de cuentas, no estás gorda y Nancy no te lo dijo। El que se portó como un estúpido fue Israel. Ya sé que es tu adoración, pero a mí ese muchachito siempre me ha caído mal. ¿Qué le dijiste?" Mayá se echó a llorar de nuevo: "Es bien hablador. Mañana todos sabrán lo que pasó en El Robot y se burlarán de mí. ¡Jamás volveré a esa pinche escuela!"

Damián, que en ese momento volvía del trabajo, alcanzó a oír la protesta de su hija: "A ver, ¿cómo ésta eso? ¿Por qué tan enojada?" Deshecha en llanto, Mayá no pudo contestarle y hablé por ella। Cuando terminé, Damián se disgustó con la niña: "No puedes armar esta bronca por una babosada. Si tanto te molestó lo que te dijo el tal Israel, en vez de llorar como loca haz algo efectivo: párale tantito a los refrescos y a la pizza".

Mayá se volvió a mirarme: "¿Ves? Mi papá también piensa que estoy gorda। Sé que me veo horrible, ¡horrible!" Corrió a su cuarto y por nada del mundo conseguimos que abriera la puerta. Damián se desquitó conmigo: "Pasé todo el día en broncas, no tuve tiempo ni de comerme un taco, llego a la casa muerto de cansancio y de hambre y me reciben con un tragedión sólo porque un estúpido le dijo gorda a la niña. ¿Sabes qué?, mañana voy a la escuela y hablo con ese pendejo..." La puerta se abrió de golpe y apareció Mayá encendida de furia: "Si lo haces, ¡me mato!, ¡juro que me mato!" La reprendí: "Niña, ¡no le hables así a tu padre!"

En este momento cuánto me gustaría oír a mi hija protestar como lo hizo aquella noche: "¡Odio que me llames niña!" "Te portas como si lo fueras -le dijo su padre Y acuérdate de que mientras vivas con nosotros, no te vamos a permitir tonterías." Mayá nos retó: "Pues me voy a largar. Estoy harta de todo". Damián no pudo controlarse y la golpeó. Mayá se desplomó gritando: "Nadie me quiere porque soy gorda. Todos me odian. ¡Les doy asco!"

III

A veces, cuando pienso en Mayá, la veo en su ataúd। Cuando depositamos el cuerpo sobre el forro blanco se parecía a mi muñequita de jade: pequeña, frágil, delgadísima. Al desvestirla para bañarla por última vez le vi todos los huesos, los recorrí con la punta de los dedos sin que ella pudiera prohibírmelo, como otras veces: "No entres cuando me esté bañando, no me gusta cómo me miras". Siempre evitaba irritarla: "Mi vida, no te disgustes. Me preocupa verte tan delgada, eso es todo. Dime, ¿te sientes mal?"

La recuerdo parada frente al espejo, ciñéndose la camisa corta y el pantalón talla cuatro a la cadera: "¿Me veo bien?" "¡Preciosa!" Apenas le respondí, la niña protestaba: "¡Estás loca! Tengo lonjas। Necesito bajar otros cinco kilos por lo menos: pero debes ayudarme: no hagas fideos ni tus molitos. Promete que mañana comeremos pollo hervido y ensalada".

Por verla feliz, le di gusto, aun cuando las dietas que se imponía eran brutales। A Damián también lo escandalizaban: "¿Caldo y media manzana? Eso no es alimento. ¡Te estás matando! Tienes que comer". Mayá nos mentía: "Trago como loca". "¿Dónde?" "Ay, papá, ni modo de avisarte cada vez que me coma una hamburguesa en El Robot. Además, nunca te doy gusto: primero me aconsejaste que hiciera dieta y ahora quieres que me la pase comiendo".

Molesta, abandonaba la mesa y se iba al baño। Siempre volvía temblando y con la cara pálida. "¿Vomitaste?" "Me cayó mal la comida". La escena se repitió muchas veces y Mayá siempre se defendió con el mismo argumento. Quisimos creerle, pero en el fondo Damián y yo estábamos muy preocupados.

Una noche oí un golpe en el baño। Al acercarme escuché un quejido. Abrí la puerta y encontré a Mayá tirada junto al lavabo, sucio de vómito. Al levantar a mi hija sentí la delgadez y el temblor de su cuerpo helado. La abracé para darle calor y la arrullé diciéndole mi niña. En vez de protestar, preguntó: "¿Tú y mi papá me quieren?" Respondí: "Te adoramos". Se agitó: "¿Aunque esté gorda?" Vi que lloraba: "Te duele algo?" "La cabeza". "Porque no has comido. ¿Te traigo una manzana?" Me sonrió: "Sólo la mitad". Fui a la cocina. Cuando regresé, Mayá parecía dormida. Desde entonces Damián y yo velamos su eterno sueño.

La Jornada. México, D. F. Domingo 26 de octubre de 2003. Sección Mar de historias.

UNA REFLEXIÓN: EL AGUA

UN MENSAJE DEL FUTURO

Ayer por la mañana, al levantarme, encontré bajo mi puerta un sobre extraño el papel era grueso y gris, como una especie de "aleación" de papel y metal, no es rígido, no tiene estampilla pero mi nombre y dirección están claramente escritos, lo abrí con suma curiosidad al extender las hojas, me extrañó que la letra, escrita a mano, me era familiar, y todavía lo más sorprendente es la fecha y el contenido, el cual comparto con ustedes, pues parece ser el motivo por el cual fue escrita:

Año 2050 Acabo de cumplir los 40, pero mi apariencia es la de alguien de 55, tengo serios problemas renales porque bebo muy poca agua, creo que no me queda mucho tiempo। Recuerdo cuando tenía 15 años: todo era muy diferente. Había muchos árboles en los parques, las casas tenían hermosos jardines y yo podía disfrutar de un baño de regadera hasta por una hora, ahora usamos toallas empapadas en aceite mineral para limpiar la piel; antes todas las mujeres lucían su hermosa cabellera; ahora debemos afeitarnos la cabeza para poder mantenerla limpia sin agua; antes mi padre lavaba el auto con el chorro de la manguera, los niños de ahora ni siquiera saben para que sirve una manguera.

Recuerdo que había muchos anuncios que decían "cuida el agua" aparecían en la radio, la televisión, periódicos pero nadie los tomaba en cuenta...pensábamos que el agua jamás se podía terminar, más ahora, todos los ríos, presas, lagunas y mantos acuíferos están irreversiblemente contaminados o agotados; la cantidad de agua indicada como ideal para beber eran de ocho vasos al día por persona adulta, yo solo puedo beber medio vaso, la ropa es desechable, con lo que aumenta grandemente la cantidad de basura, hemos tenido que construir de nuevo letrinas, como en el siglo pasado।

Yo vivía en el desierto cuando niño pero nos mudamos por la falta de agua; al principio la llevaban de muy lejos en camiones cisterna, pero era muy costosa y solo los ricos podían pagarla। La gente de pocos recursos tomaba agua contaminada. Muchísimos murieron de infecciones gastrointestinales, enfermedades de la piel y de las vías urinarias. No hay industrias, ni talleres, por lo tanto hay desempleo. De los pocos lugares para trabajar hoy, en las plantas desalinizadoras, donde algunos obreros prefieren recibir agua potable en vez de salario. Existen asaltos con el único propósito de apoderarse del aljibe con agua. La tasa de mortalidad entre niños y ancianos es enorme a causa de problemas renales, deshidratación, enfermedades virales e infecciosas, mis padres y dos de mis hijos ya no están conmigo por esas causas: murieron.

La comida es 80% sintética। Por la resequedad de la piel una joven de 20 años luce como de 35. Los científicos investigan, pero no hay solución posible. No se puede fabricar agua, el oxigeno también se ha degradado por falta de árboles lo que ha disminuido el coeficiente intelectual de las nuevas generaciones. Se ha alterado la morfología del espermatozoide de muchos individuos, como consecuencia: niños con insuficiencias, mutaciones y deformaciones.

El gobierno incluso nos cobra por el aire que respiramos: 137 m3 por día por habitante adulto। La gente que no puede pagar es arrojada de las zonas ventiladas" que están dotadas de gigantescos pulmones mecánicos que funcionan con energía solar, no es de buena calidad pero se puede respirar. La edad promedio es de 40 años.

En algunos países quedan manchas de vegetación con su respectivo lago que es fuertemente custodiado por el ejercito, el agua se ha vuelto un tesoro muy codiciado, mas que el oro o los diamantes। Aquí en cambio, no hay árboles porque casi nunca llueve, y cuando llega a registrarse una precipitación es de lluvia ácida, las estaciones de año han sido severamente transformadas por las pruebas atómicas que se hicieron en el siglo xx, entre otras causas.

Se advirtió entonces que había que "cuidar el medio ambiente", cuando mi hija pide que le hable de cuando era joven le describo lo hermoso que eran los bosques, le hablo de la lluvia, de las flores, de lo agradable que era bañarse y poder pescar en los ríos y embalses, beber toda el agua que quisiera, lo saludable que era la gente; ella me pregunta: - Papá, ¿Por qué se acabó el agua? ...

Entonces, siento un nudo en la garganta, no puedo dejar de sentirme culpable, pertenezco a la generación del derroche, hasta apenas 25 años se nos advirtió "gota a gota, el agua se agota" y no quisimos tomarlo en serio, ahora nuestros hijos pagan un alto precio, por favor, ¡Cuidemos el agua y la energía, ¡hagámoslo por y para nuestros hijos!

El mensaje esta firmado: ¡por mi hija!

Este documento fue extraído de la revista biografía "Crónica de los Tiempos" de abril 2002.