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Estudiante de computación, Diseño gráfico en CCPM.

domingo, 4 de octubre de 2009

La Educaciòn y la Revoluciòn Mexicana

¿Cómo podemos transformar una sociedad sino se tiene conciencia de nuestra historia? Esta falta de memoria es un síntoma de nuestro tiempo y eso han manifestado diversos autores, uno de ellos es precisamente Eric Hobsbawn cuando dice:


La destrucción del pasado o más bien de los mecanismos sociales que vinculan la experiencia contemporánea del individuo con la de generaciones anteriores es uno de los fenómenos más característicos y extraños de las postrimerías del Siglo XX [es decir,] hombres y mujeres [...] crecen en una suerte de presente permanente sin relación orgánica alguna con el pasado del tiempo con el que viven.1
Este síntoma es un mal de nuestro tiempo que se ha integrado a la vida cotidiana de las personas. Pero qué hay de los profesionales de la educación, en caso particular, los pedagogos que inmersos en la vastedad de la educación, en ocasiones implementan o más bien, implantan estrategias educativas diseñadas para un tipo de sociedad diferente, dejándose llevar por la ilusión que la educación es la panacea, la solución de todos los males. Posiblemente, la solución o el problema no está en la educación sino en el ser humano.

¿Cómo implementar estrategias educativas si no se conoce la historia de una sociedad? Es como construir una casa sin cimientos que inevitablemente se derrumbará; final análogo de muchas estrategias educativas que por su naturaleza son buenas pero han fracasado por diversas circunstancias y entre éstas, el pobre conocimiento de la historia, en caso particular, de México. ¿Qué factores influyen en el fracaso de estas estrategias? Uno de estos factores es el cambio en el orden político, económico o social sin importar donde provenga, éste producirá una transformación. En el caso de México, la Revolución Mexicana determina esta transformación social en el cual se destruye el sistema promovido por un Estado oligárquico y neocolonial para pasar a otro tipo de Estado que buscaba reorganizarse y consolidarse en la primera mitad del Siglo XX.2 El periodo de la Revolución Mexicana se ubica en tres fases determinantes para su estudio. De 1908 a 1911 se manifiesta como un movimiento político donde la oposición electoral era la principal herramienta de contienda para buscar la transformación del país; después de 1911, el movimiento abandonó el terreno político para convertirse en un movimiento social más amplio que integra cada uno de los estratos sociales en ese tiempo, hasta llegar a los años de 1913 y 1914, en un periodo revolucionario que servirá de ajuste y fundamentación de un Estado que determinará su hegemonía en los años siguientes.

Pero, ¿qué ocurre con la educación durante estos años que la transformación social es intensa? En el periodo del Porfiriato surgieron grandes pedagogos preocupados por las condiciones educativas del país, principalmente por el abandono de la eduación en el ámbito rural.3 Todos estos pedagogos comaprtían la idea que "la educación popular era universalmente reconocida como el instrumento único que podía conducir al país a tan ansiado progreso"4 El problema no radica en que si la educación llegaba o no a los ámbitos rurales sino en la idea de tener una visión de un México fragmentado; de ahí parte la hipótesis que la educación no es el problema sino el hombre en sí mismo. La población indígena era -y lo sigue siendo-, la excluída de muchos beneficios de una sociedad porfirista, revolucionaria y postrevolucionaria, cuya herencia llega hasta el México contemporáneo. Este hecho es una constante en las tres etapas de la Revolución y se puede constatar la posición indígena en este periodo en los números 3 y 4 del Boletín de Instrucción Pública:

¿Cómo ha de poder esa raza indígena constituir una fuerza viva en la nacionalidad mexicana, cuando carece de la comunidad del lenguaje y cuando por tal carencia no hay homogeneidad entre sus hábitos y los del resto de la población mexicana y hay una distancia inmensa en cuanto a sus ideales5

Entonces, ¿cuál era la relación entre los indígenas y el resto de la población mexicana? Pues hay una clara división que los indígenas no son mexicanos y que se pretende que lo sean para quen constituyan "una fuerza viva en la nacionalidad mexicana". El estudio de este periodo da pistas de esta relación que hasta estos tiempos se mantiene como un problema educativo; ejemplo de esto es la iniciativa de ley de las escuelas de instrucción rudimentaria en 1911 que su intención más que promover una educación popular sirvió como "... medida urgente del régimen pofirista ante la acción revolucionaria de los maderistas".6 Se constata con otros hechos esta visión de los indígenas de forma constante: Vasconcelos y su ideal de "raza cósmica",7 la conveniencia del grupo de poder en consenso con las bases sociales para mantener su hegemonía,8 la escuela como motor para el desarrollo económico buscando una integración por medio de este y no por una identidad cultural,9 entre otros más.

¿Cómo implementar estrategias de educación con una visión fragmentada? ¿Cómo entender a la educación mexicana sin considerar a toda su población? Son preguntas que derivan de este periodo histórico de la Revolución Méxicana, que aún tienen vigencia y posiblemente la seguirán teniendo. Pero algo más se debe reflexionar y siguiendo la tradición de pertenencia en la pedagogía, posiblemente el Sistema Educativo Méxicano se ha esforzado en promover una pedagogía de la exclusión y los profesionales de la educación en cierta medida no han podido concretar una solución real al problema o bien, se han dejado seducir ante la costumbre del consenso dejándose llevar por el tobogan de la hegemonía de los grupos de poder.

Notas
1 Eric Hobsbawn. (1995). "vista panorámica del Siglo XX" en Historia del Siglo XX. Barcelona: Crítica. p. 1.
2 Javier GarciaDiego. (2004). "La Revolución" en Nueva Historia Mínima de México. México: COLMEX/SEP. p. 225.
3 Josefina Z. Vázquez. (2000). "Revolución Mexicana". En: Nacionalismo y Educación en México. México: COLMEX. pág. 105.
4 Loc. cit.
5 Boletìn de Instrucción Pública, números 3 y 4 (1912). Pág. 349 apud Josefina Z. Vázquez. (2000). "La Revolución Méxicana". En: Nacionalismo y Educación en México. México: COLMEX. pág. 106.
6 Carlos Gómez Nava. (2001). "La Revolución Mexicana y la educación popular". En: Historia de la educación pública en México. México: SEP/FCE. pág. 127.
7 Carlos Ornelas. (1995). "El cambio profundo: La creación de la Secretaría de Educación Pública" En: El Sistema Educativo Mexicano. México: FCE. págs. 99-106.
8 Lorenzo Meyer. (2002). "La institucionalización del nuevo régimen". En: Historia General de México. Versión 2000. México: COLMEX/Centro de Estudios Históricos. Págs. 823-846.
9 Carlos Ornelas. (1995). "Los tiempos de Bassols: La segunda reforma profunda" En: El Sistema Educativo Mexicano. México: FCE. págs. 106-115.

martes, 27 de enero de 2009

El oficio de estudiante

Introducción

El ser estudiante o bien practicar el oficio de estudiante es un proceso que empieza desde nuestro nacimiento si no es, desde la misma concepción. La labor de aprender es un proceso que nunca termina. En la labor docente y como estudiante este rol nunca lo dejamos de ocupar hasta el final de nuestros días. De ahí, mi interés de comunicar con este pequeño manual la importancia sobre el oficio de estudiante conociendo los procesos de aprendizaje y así optimizar la eficiencia en la adquisición del conocimiento. Así bien, este pequeño trabajo se divide en los siguientes tópicos:

  • El proceso de aprendizaje

  • Administración del tiempo

  • Lectura

  • Escuchar con atención y tomar apuntes

  • Memoria

  • Redacción de informes y ensayos

  • Uso de la biblioteca, hemeroteca y servicios electrónicos

  • Limitaciones y obstáculos

  • Reflexionar, relacionar y pensar

Espero que les agrade y ayude a ser mejores estudiantes pues nunca dejamos de aprender. Es por eso que este pequeño trabajo lo dedico a ustedes, los que son y los que han sido mis alumnos.

El proceso del aprendizaje

Durante toda su vida, el Ser Humano esta en un continuo proceso de aprendizaje. Este proceso es constante desde que nacemos adquiriéndolo a través de vivir las experiencias. ¿Qué es lo que adquirimos a través de este proceso? Nuevos conocimientos, habilidades y actitudes las cuales producen un cambio en nuestro modo de ser o actuar.

Existen diferentes tipos de aprendizaje como el condicionamiento, ensayo y error, comparación, imitación y de forma abstracta. Este último se refiere al aprendizaje de conceptos, ideas, principios y teorías. Tomemos uno a uno, estos aprendizajes y conozcámoslos.

El condicionamiento se presenta cuando dos eventos o situaciones se asocian de tal manera que la aparición de una nos lleva a otra, es decir, se basa en la idea de que toda acción produce una reacción.

Ensayo y error se basa en la práctica para adquirir impresiones y así llegar a una solución desechando los errores que se hayan cometido, en pocas palabras ensayo y error esgrima la frase la práctica hace al maestro.

Comparación al igual que ensayo y error se presenta con la práctica e implica reflexionar sobre la experiencia vivida haciendo conscientes las distintas consecuencias que se dan en situaciones diferentes pero similares.

Imitación supone la existencia de un modelo o paradigma para realizar posteriormente una reproducción o repetición de este.

Abstracta o el aprendizaje de conceptos, ideas, principios y teorías implica cada una de los anteriores tipos de aprendizaje acompañadas de la discusión y la crítica la cual se logra con la comunicación y el contacto de los que han abierto el conocimiento en la historia de la humanidad.
Hay otro aspecto importante en el proceso de aprendizaje y esta es la motivación. Como estudiantes debemos de estar conscientes de poseer la fuerza para impulsarnos hacia nuestros objetivos. Aquí no se vale decir: no puedo. Arriesgarnos al fracaso y aprender hablar a nosotros mismos es la forma de superar las ideas convencionales para crear nuevas formas de ver el mundo.

El Ser Humano es el única especie en el planeta que tiene la capacidad de compartir y dirigir consciente y voluntariamente la actividad de aprender. Por ello se plantean objetivos de aprendizaje considerando como punto de partida la convicción de aprender y su valor dentro de nuestra existencia. Ya considerando esto, el siguiente paso es planear este aprendizaje para decidir el rumbo que deseamos tomar. Para dar una idea podemos plantear las siguientes preguntas:

¿Qué pretendo?
¿Qué quiero aprender? ¿Para qué? ¿Por qué?
¿Qué formas de actuar, de pensar y de sentir voy a obtener (u obtuve) como resultado de mis experiencias.
¿Cómo voy a lograr conseguir lo que quiero?
¿Cuándo? ¿A qué horas?

Ya que hemos planeado nuestro camino a seguir, el siguiente paso es determinar el grado de avance de nuestros objetivos. Para ello las siguientes preguntas ayudarán a determinar esto.

¿En qué grado estoy caminando hacia el logro de mis objetivos?
¿En qué medida he conseguido lo que quiero? ¿Por qué (sí o no)?

Tenemos que considerar algo más. Nuestro aprendizaje no se limita a tener un control total sobre él, también tenemos las experiencias inesperadas de donde las consideraremos como oportunidades para aprender. Esto en creatividad se le conoce como serendipity que en pocas palabras es el aprovechamiento de las hechos fortuitos que nos permiten llegar a un objetivo el cual es aprender. Para estas oportunidades nos podemos formular las siguientes preguntas:

¿Qué me enseña esto? ¿Por qué?
¿Qué importancia tiene en función de mis objetivos educativos?
¿Qué lugar o finalidad puedo asignarle dentro de lo que quiero que sea mi vida?
¿Me conviene profundizar más sobre esto? ¿Por qué? ¿Cómo? ¿En dónde? ¿Durante cuánto tiempo?

Ahora necesitamos sugerencias que podamos utilizar para alcanzar la meta, la de aprender. Estas nos permitirán mejorar mucho el oficio de estudiante que a cada día lo vivimos de una u otra forma.

Administración del tiempo

El tiempo es uno de los recursos más difíciles de administrar ya que es un ente dinámico y por cierto, no renovable. De ahí que el objetivo de este apartado no es dar una receta mágica de como administrar el tiempo sino ofrecer algunas acciones que pueden servirnos para lograr aprovechar el tiempo dentro del oficio de estudiante de la mejor manera posible, para esto debemos de aprender a administrar las actividades dentro del hogar, el trabajo y en lo social pues todas ellas juntas son una sinergia que forma parte de nuestra vida.

Administrar el tiempo de forma eficiente es una labor imprescindible en la actualidad debido a la enorme cantidad de información que nos llega a través de diversos medios. Para ello, debemos enfocar nuestros propósitos en equilibrar de forma sana las actividades que desarrollamos a diario manteniendo las prioridades que determinan nuestras necesidades, conveniencias y preferencias, hay que recordar que el equilibrio al que nos referimos es dedicarle tiempo a la familia, al trabajo, a la escuela, a los amigos y por supuesto a nosotros mismos tanto físicos, como de recreación, culturales, entre otros; para esto es la administración.

Recordemos, la administración se conforma de 4 etapas: planeación, organización, dirección y control. Considerando esto, administrar el tiempo significa planear, organizar, dirigir y controlar no el tiempo, pues sería algo soberbio de nuestra parte, pero si las actividades que realizamos para reducir el tiempo que ocupamos en ellas. Nuestro primer paso será entender lo que significa planear.

Planeación.

Planear de una forma simple significa determinar las actividades necesarias y su secuencia con el fin de lograr algo. Esto es algo sencillo ya que lo hacemos a diario cuando todas las mañanas o un día anterior nos preguntamos que es lo que vamos a hacer antes o durante el día, pero planear no sólo es para un día que sería hacerlo a un corto plazo también hay actividades que debemos determinar a un mediano o largo plazo. Es aquí donde tendremos problemas para planear considerando si no hemos adquirido la capacidad para hacerlo.

La forma más sencilla para planear es realizar lista de las actividades que realizaremos durante cada día de la semana en curso; esta lista puede tener el nombre de la actividad, la hora de comienzo y de terminación o bien su duración así como algunas observaciones determinando su prioridad con base a las necesidades, conveniencias y preferencias. Hay que recordar, planear se adquiere con la experiencia, esto quiere decir que nuestra primera lista posiblemente no la cumplamos en su totalidad o bien al final perdemos el ritmo de nuestra planeación de tal forma que ya no seguimos la secuencia que nos propusimos pero no quiere decir que nuestro primer intento de planeación sea un rotundo fracaso al contrario, es ahí donde debemos mantener nuestra disciplina e intentarlo de nuevo no olvidando detectar los posibles errores al llevar a cabo nuestra planeación, errores como una estimación poco real de las actividades o bien de imprevistos que no teníamos contemplados y que no prevenimos en un plan alterno que nos ayudará a enfrentarnos a éstos porque hay que recordar que la suerte es un factor en el que no podemos confiar.

¿Qué hay de sobre la planeación de mediano y largo plazo? Hay algunas actividades que se tienen que realizar en un tiempo mucho más amplio que una semana, por ejemplo una educación universitaria, la adquisición de una vivienda o de un auto. Este tipo de actividades puede también realizarse con una lista de actividades pero con una duración no de horas sino de semanas, meses y posiblemente de años pero al igual que la planeación de la semana debemos de tener la disciplina la cual incluye no dejarse vencer a la primera dificultad que se nos presente. Hay un error también muy común que radica en que si no vemos resultados inmediatamente en una actividad quiere decir que no sirve para nuestros propósitos en vez de reflexionar cual es la razón de que no dé los resultados deseados, posiblemente sólo se requiera adecuar algún aspecto de la actividad para que dé resultados y no abandonarla completamente. Este tipo de error puede provocar una pérdida de tiempo bastante importante.

Organización.

Después de planear requerimos organizar las actividades, es decir coordinar a las personas y los medios necesarios para lograr que se cumpla lo que pretendemos con nuestra planeación. En una forma al hacer una lista de las actividades que realizaremos a lo largo de la semana bien a corto o a largo plazo hemos aplicado una organización pero esto va más allá de sólo secuenciar una serie de actividades. El problema de organización radica en la realización de cada actividad pues es donde se pierde más tiempo. Consideremos los siguientes puntos que permitirán mejorar nuestra organización dentro de cada una de las actividades que hemos considerado en nuestra lista de actividades.

  1. Diferenciar entre los elementos necesarios e innecesarios en nuestro ambiente (oficina, cocina, sala, escritorio, closet, entre otros).

  2. Poner las cosas en orden para las actividades.

  3. Mantener limpios los utensilios y el ambiente en donde desarrollamos las actividades.

  4. Extender hacia uno mismo el concepto de limpieza y practicar los puntos anteriores.

  5. Construir autodisciplina y formar el hábito de compromiso.

Recordemos lo que hemos dicho anteriormente, estos puntos no servirán si no estamos convencidos de su uso y la disciplina que cultivemos. Sin esto, tanto la planeación como la organización se desplomarán y lo que nos hayamos propuesto quedará lejos de nuestro alcance.

Dirección.

Ya que hemos planeado y organizado todo para lograr nuestra meta, lo que sigue es la realización de cada una de las actividades que hemos planteado, así determinaremos el camino que nos llevará a una realización efectiva de nuestros planes en base a la toma de decisiones, integrando nuestros esfuerzos y sin perder la motivación que nos mueve hacia las metas propuestas. Aquí de nuevo retomamos la disciplina vista con la tenacidad que vertemos en la realización de cada una de nuestras actividades.

Uno de los rubros importantes dentro de la realización o dirección es la toma de decisiones. Una buena decisión nos puede llevar a ganar o perder tiempo en nuestras actividades para esto debemos tener una claridad del problema que vamos a resolver con la información necesaria para plantear diversas alternativas de acción que nos lleven a resolverlo. En todas las alternativas debemos analizar sus ventajas y desventajas, comparándolas y ponderándolas para decidir cuál de ellas tomaremos como curso de acción. Observemos que el principal ingrediente es la claridad, es decir la capacidad de distinguir por medio de los sentidos, la inteligencia y las ideas, la percepción de las sensaciones.

Control.

Al realizar cada una de nuestras actividades se generan resultados los cuales nos permiten crear planes preventivos, correctivos o de contingencia que nos ayuden a retomar el curso que nos hemos propuesto evaluando las actividades, la organización y la dirección de nuestra administración del tiempo. Debemos estar alertas a estos resultados ya que si no nos percatamos de ellos, su omisión puede también causarnos como una mala decisión, la perdida de tiempo valioso para nosotros y para los demás.

Unas últimas palabras.

El administración del tiempo es una actividad que debemos trabajar a diario, por ello las herramientas de planeación, organización, dirección y control nos permiten una buena administración de este preciado recurso. La clave se encuentra en equilibrar el tiempo en todas las actividades pero también no abarcar más de lo que nuestras posibilidades ofrecen porque entonces dejaremos sin terminar muchas actividades. Recordemos ser disciplinados y tenaces sólo así podremos conquistar el tiempo necesario para todas nuestras actividades.

José Daniel Guerrero Gálvez.Ciudad de México

Bibliografía.

Michel, Guillermo. Aprende a aprender. Guía de autoeducación. Editorial Trillas, México, 1987

Castañeda Yañez, Margarita, María Montiel y Rocío Quesada. Ser estudiante. Serie Guía del estudiante. UNAM-SEP, México, 1986

Departamento de Psicopedagogía. Aprendiendo a aprender, cómo triunfar en el oficio de estudiante. UNAM-Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Naucalpan, México, 1987